domingo, 20 de marzo de 2011

Ibai.

Esta misma tarde no he podido evitar emocionarme al leer un artículo en el XLSemanal. Dicho artículo contaba la historia de Ibai, un niño de 4 años al que le habían trasplantado cinco órganos en una misma operación tras descubrir que en el interior del pequeño había crecido un "teratoma feto in feto" (tumor que viene a ser el aborto de un gemelo, con uñas, pelos, músculos..) y de cómo lo había vivido su familia.

Y ha sido ahí, al ver las ganas de vivir del pequeño y la lucha incansable por sobrevivir, además de los testimonios de unos padres destrozados por ver cómo se iba su hijo, cuando la primera lágrima ha empezado a caer por mi mejilla.

¿Cómo podemos dar tanta importancia a las cosas materiales (que no tenemos, por supuesto), a los viajes que no podemos realizar, a lo guapo o feo que es alguien, al dinero que tenemos cada uno? Son cosas verdaderamente insignificantes al lado de historias como ésta en las que los sentimientos están a flor de piel y en las que te das cuenta de que lo único que vale realmente es el sentimiento de amor por la vida y el apoyo de los tuyos. Lo demás no vale nada.

2 comentarios:

  1. Lo resumo en una frase: le debemos mucho a la ciencia.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Cada vez que me encuentro con una historia así, me sirve como un "chute" de positividad y agradecimiento a vete-a-saber-quién por estar viva y sana y me ayuda a no fijarme demasiado en las cosas de la importancia mínima:)

    Gracias.

    ResponderEliminar